lunes, 19 de mayo de 2008

Formas o prácticas de crianza


Formas o Prácticas de Crianza


El maltrato infantil está relacionado con el valor social que se otorga a los niños, las expectativas culturales de su desarrollo y la importancia que se da al cuidado de los niños en la familia o en la sociedad (Saucedo, 1995 citado en González, R.V. y Araiza, G.C. 1998) y esto a su vez se relaciona con las pautas o formas de crianza y los mitos, creencias y actitudes que los padres albergan en éstas, entre ellas están las creencias acerca de la necesidad de inculcar la disciplina mediante medidas de corrección físicas o verbales inadecuadas, pues desde tiempos inmemorables se ha aplicado la cultura del castigo y el miedo para educar a los hijos y así desarrollar "hombres cabales y de provecho, también existe la idea de que los hijos son propiedad de los padres. Gracias a este mito que data de la época romana, los progenitores creen que gozan de poder absoluto sobre sus hijos.Papalia y Olds (1998), señalan que cuando los niños son conscientes de su propia persona, su educación puede ser un reto desconcertante y complejo; los padres de hoy educan a sus hijos repitiendo los patrones que sus padres les aplicaron y otros adoptan prácticas muy diferentes a las que utilizaron con ellos y para ello, estos autores describen tres clases de estilos de paternidad basándose en Baumrind, (1971); Baumrind y Black, (1967) y son los siguientes:


Los padres autoritarios cuyos valores primarios en la crianza de sus hijos se basan en el control y la obediencia incuestionables.


Los padres permisivos cuyos valores primarios en la crianza de sus hijos son la autoexpresión y la autorregulación.


Padres democráticos cuyos valores primarios en la crianza de sus hijos mezclan el respeto por la individualidad del niño con un deseo de transmitir valores sociales en él.


Según Baumrind, citado por Papalia y Olds (1998) el mejor de estos tres estilos de paternidad, en niños de preescolar es el de padres democráticos pues dirigen las actividades de sus hijos en forma racional, prestan atención antes que al miedo del niño al castigo o a la pérdida de amor. Aunque confían en su capacidad para guiar a sus hijos respetan los intereses, las opiniones y la personalidad de los niños. Son amorosos, consecuentes, exigentes y respetuosos de las decisiones independientes de sus hijos, pero firmes en mantener los estándares y la voluntad para imponer castigos limitados. Explican las razones que sustentan las posiciones que adoptan y favorecen el intercambio de opiniones. Sus hijos, evidentemente se sienten seguros al saber que los aman y que esperan de ellos. Estos niños de preescolar tienden a confiar más en sí mismos y a controlarse, manifiestan interés por explorar y se muestran satisfechos.


Una investigación reciente también relaciona la paternidad democrática con el aprendizaje. Estudios de andamiaje encontraron que los padres democráticos son más sensibles para saber cuando cambiar el nivel de ayuda, y que sus niños lograron más éxito en diferentes tareas (Pratt, Kerig, Cowan y Cowan, 1988 citados por Papalia y Olds, 1996).Alice Miller (1997), psicóloga suiza, afirma que la mayor parte de la violencia y el dolor psicológico que se ve en la actualidad surge de la privación psicológica que experimentan los niños. Miller concluyó en su ensayo titulado Por tu propio bien, que existe la pedagogía negra y que la utilizan gran cantidad de padres para educar a sus hijos inconscientemente, como una reacción al daño emocional que ellos sufrieron en su infancia y concientemente, al creer que ayudan a sus hijos a ser más competentes y autosuficientes pero al contrario, esto debilita el auto confianza y la curiosidad del niño, lo ridiculiza por su falta de competencia y suprime la expresión de sus sentimientos. Solo al romper la transmisión de generación en generación de la pedagogía negra, afirma, los adultos pueden ayudar a los niños a crecer física y psicológicamente saludables.


Alice Milller (1997), nos hace referencia de los problemas principales que lleva implícitos la educación y que de manera aberrante están justificados y permitidos tanto por las instituciones como por los padres de familia, a esto le llama la pedagogía negra.Esta pedagogía esta llena de creencias y actitudes que Miller (1997) enumera en el siguiente listado:


1. Los adultos son amos ( y no servidores) del niño dependiente.
2. Que dicen como dioses qué es lo justo y lo injusto.
3. Que su ira proviene de sus propios conflictos.
4.Que el niño es responsable de ella.
5.Que a los padres siempre hay que respetarlos.
6.Que los sentimientos vivos del niño suponen un peligro para el adulto dominante.
7.Que al niño hay que quitarle su voluntad lo antes posible.
8.Que todo hay que hacerlo a una edad temprana para que el niño no advierta nada y no pueda traicionar al adulto.


Los métodos en que se ha trasmitido esta educación han sido de generación en generación, tratando desde tiempos muy remotos al niño como adulto chiquito, reprimiendo la espontaneidad vital, construyendo una base de informaciones e ideas falsas, que darán sustento a sus posteriores creencias y actitudes.Las principales informaciones e ideas falsas son:


1. Que el sentimiento del deber engendra amor.
2. Que se puede acabar con el odio mediante prohibiciones.
3. Que los padres merecen respeto a priori por ser padres.
4. Que los niños a priori no merecen respeto alguno.
5. Que la obediencia robustece.
6. Que un alto grado de auto estima es perjudicial.
7. Que una escasa auto estima conduce al altruismo.
8. Que la ternura es perjudicial (amor ciego).
9. Que atender las necesidades del niño es malo.
10. Que la severidad y la frialdad constituyen una buena preparación para la vida.
11. Que la gratitud fingida es mejor que la ingratitud honesta.
12. Que la manera de ser es más importante que el ser.
13.Que ni los padres ni dios sobrevivirán a una afrenta.
14. Que el cuerpo es algo sucio y repugnante.
15. Que la intensidad de los sentimientos es perjudicial.
16. Que los padres son seres inocentes y libres de instintos.
17. Que los padres siempre tienen la razón.

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